En el día en que se cumplen los cinco años de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, el Secretario General visitó el tribunal de la Justicia Especial para la Paz (JEP), creado con el objetivo de ofrecer justicia a las víctimas del conflicto que durante 50 años dividió al país.
“Al hacer hoy balance, podemos afirmar con confianza que el proceso de paz está echando raíces profundas”, dijo António Guterres, señalando que el quinto aniversario “es un testimonio del compromiso de las partes, pero también del Estado y de la vibrante sociedad civil colombiana”.
Para Guterres, “los logros son innegables” y “Colombia debe estar orgullosa de ellos”.
Entre esos logros, citó el hecho de que una guerrilla que, durante medio siglo, estuvo alzada en armas es hoy un partido político y que la mayoría de los excombatientes, unos 13.000, se esfuerzan “admirablemente” por construir nuevas vidas en paz.
De hecho, resaltó que Colombia es una ejemplo inspirador: “En un mundo marcado por los conflictos, muchos de ellos sin un final a la vista, un acuerdo de paz negociado para poner fin a un conflicto que muchos creían sin solución es algo sumamente único y valioso”.
Pero existen riesgos para la paz
Sin embargo, a pesar de los avances, el Secretario General analizó los riesgos que ahora mismo se están planteando para la consecución del Acuerdo de Paz.
“La violencia ha resurgido en las regiones afectadas por el conflicto. Las comunidades étnicas y las mujeres y las niñas se ven especialmente afectadas. Las amenazas y asesinatos de excombatientes, líderes sociales y defensores de derechos humanos, con frecuencia mujeres y poblaciones indígenas; el desplazamiento y confinamiento; la violencia contra las mujeres y la violencia sexual; el reclutamiento de niños: todo ello contraviene la paz. Cada muerte es en sí misma una tragedia. Cada muerte envía un mensaje devastador a estas comunidades que aún esperan las promesas del Acuerdo”, afirmó.
De hecho, la noche anterior a su visita a la Justicia Especial para la Paz, António Guterres condenó en un tuit el uso de la violencia y el asesinato de defensores de derechos humanos y excombatientes de las FARC en Colombia.
Desde la firma del Acuerdo de Paz, más de 300 excombatientes y 477 defensores de los derechos humanos y líderes sociales han sido asesinados, según datos de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia.
Se puede revertir la tendencia
Pese a esos desafíos a la paz, Guterres dijo que “no es tarde para revertir esa tendencia”, para lo cual indicó es necesario que se cumplan en su totalidad las disposiciones de seguridad del Acuerdo y los capítulos sobre la reforma rural y la solución al narcotráfico.
Recordó que el propio Acuerdo de Paz recogía la realidad del hecho de que transformaciones de esa magnitud llevarán tiempo. “Aún quedan diez años de lo inicialmente planificado” y “los desafíos son parte de los procesos de paz”.
“Hay muchos temas sobre los cuales se puede estar en desacuerdo en una democracia, pero la paz ya no puede ser uno de ellos”, argumentó antes de hacer un llamado para que Colombia “se mantenga en este camino de construcción de paz y persista en la superación de los desafíos”.
Para ello, animó a seguir la hoja de ruta que marcaba el Acuerdo de Paz, en la que se establece la transformación de las causas profundas del conflicto que permitirán comenzar a curar las heridas e impedirán que las atrocidades cometidas por todas las partes no vuelvan a ocurrir.
Con esas metas en mente, Guterres señaló “la creación de un sistema de justicia transicional que tiene como objetivo la justicia para las víctimas y los supervivientes, así como garantizar una paz duradera”.
En ese sentido, el titular de la ONU se sintió alentado por el hecho de que Colombia esté dando pasos para enfrentar su doloroso pasado y reconoció el progreso que lleva a cabo la justicia transicional: “hemos visto imputaciones históricas por crímenes de guerra y reconocimientos de responsabilidad sin precedentes. Hemos visto encuentros emotivos que unen víctimas y responsables. Y hemos visto cómo familias salen por fin de la incertidumbre sobre la suerte de sus seres queridos desaparecidos”.
Finalmente, aseguró que “después de más de cinco décadas de conflicto, y conscientes del sufrimiento que causó, tenemos la obligación moral de garantizar que este proceso de paz tenga éxito”.
Testimonio de víctimas: la esperanza infinita
Antes de su intervención, el Secretario General pudo escuchar testimonios de víctimas, entre ellos, el de Ana Sofía Martínez, cuyo padre desapareció hace veinte años después de que fuera retenido por el frente 13 de las FARC-EP.
Tras pedir a todas las partes, Gobierno y FARC-EP, que dejen a un lado sus distintas desavenencias y cumplan con sus obligaciones, Ana Sofía Martínez dijo sentirse: cansada, triste y contenta.
“Cansada de la burocracia y el protocolo; triste porque los hechos de desaparición siguen ocurriendo y las garantías que da el Estado para dar el paso hacia el postconflicto no se dan y están cada vez más lejanas; y contenta porque frente a tanta adversidad, seguimos soñando, sostenidos por la esperanza infinita y más de cien mil razones de desaparecidos para insistir. Menos protocolo y más calle”, afirmó.
Otro interviniente fue el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, quien enumeró los pasos positivos que hasta el momento se han dado desde un lado y otro, pero señaló que desafortunadamente no se han dado aún en el país los pasos necesarios para lo que calificó como “la paz grande”, una paz que esté por encima de todos los intereses partidistas.
En el acto también participaron, además, el expresidente Juan Manuel Santos y el excomandante de las FARC, Rodrigo Londoño, firmantes del Acuerdo de Paz, y el actual presidente Iván Duque, así como el actual presidente de la Justicia Especial para la Paz, Eduardo Cifuentes Muños, y otros actores que propiciaron las negociaciones que llevaron al Acuerdo. Todos ellos reconocieron que todavía existen muchos desafíos, pero destacaron que el proceso de paz continua adelante.
Ejemplo para otros conflictos como el de Etiopía
Posteriormente, durante una rueda de prensa junto al presidente de Colombia, Guterres insistió en que en un mundo de divisiones geopolíticas, guerras interminables y conflictos que se multiplican, Colombia envía hoy un mensaje claro: es hora de invertir en la paz.
“El proceso de paz en Colombia me inspira a hacer hoy un llamamiento urgente a los protagonistas del conflicto en Etiopía para que se produzca un alto el fuego inmediato e incondicional que salve al país, permita un diálogo entre los etíopes, resuelva la crisis y permita a Etiopía volver a contribuir a la estabilidad de la región”, dijo Guterres.
Poco antes, el Secretario General había visitado una feria en la que se habían expuesto 55 proyectos productivos de víctimas, excombatientes y personas, muchos de ellos con apoyo de distintas agencias de la ONU, que han sustituido sus cultivos ilícitos por otros como el sacha inchi.
Guterres se reúne con las víctimas
Uno de los últimos eventos de su visita a Colombia y de los más emocionantes fue el que Guterres mantuvo fue con las víctimas del conflicto: “Ustedes representan la razón más importante de la presencia de la ONU en Colombia. Cuando hablamos de paz y cuando hablamos de guerra, no hablamos de conceptos abstractos, hablamos de la gente que sufre, de los que murieron, de sus familias y amigos. Es muy difícil para mí expresar lo que siento, una profunda solidaridad. Nada puede restituir lo que perdieron y humildemente les pido disculpas por no poder hacer más. Estoy aquí para escucharlos y para escuchar lo que necesitan de las Naciones Unidas”.
Después, durante cerca de una hora, Guterres escuchó los escalofriantes testimonios de víctimas del conflicto que agradecieron al Secretario General la labor que la ONU está haciendo en Colombia al tiempo que pidieron a la Organización que no les deje solos.