“Nos encontramos en un momento muy peligroso de la pandemia de COVID-19 y la gente no puede estar complacida por el hecho de que se estén desplegando las vacunas”, ha afirmado este viernes el director general de la Organización Mundial de la Salud.
Las vacunas proveerán una gran oportunidad a la larga de acabar con la transmisión. Pero ese día no ha llegado todavía y necesitamos ganar tiempo. Ganar tiempo para salvar vidas hasta que ello ocurra.
El doctor Tedros Adhanon Ghebreyesus se refería así al espectacular aumento de casos y de muertes que se está produciendo en todo el mundo en las últimas semanas y que atribuyó en primer lugar a los comportamientos individuales y al hecho de que en las últimas semanas las sociedades de muchos países no están cumpliendo con las recomendaciones que las autoridades sanitarias están dando.
“El virus se ha aprovechado de esto y se está propagando a un ritmo alarmante en algunos países”, aseguró Tedros, quien insistió hasta la saciedad en que “las personas necesitan ser conscientes de que pueden detener personalmente el virus y necesitan ser conscientes que el virus puede detenerlas a ellas”.
Son nuestros comportamientos y decisiones individuales
“Ninguno de nosotros es excepcional y cuanto más podamos romper las cadenas de transmisión y detener el virus nosotros mismos, más evitaremos casos graves y muertes trágicas”, afirmó.
Tanto el doctor Michael Ryan, director del área de emergencias de la Organización, como la experta epidemióloga de la Organización, la doctora María Van Kerkhove, coincidieron con el responsable de la OMS y aseguraron que, más allá de que las nuevas variantes del virus sean más infecciosas, “son nuestros comportamientos individuales” los que están contribuyendo a que se intensifique su propagación.
La vasta mayoría de la población de este planeta continúa susceptible de ser contagiada, explicó Ryan que añadió que, aunque no existen unas estadísticas fiables, la cifra de personas que aún pueden contraer el virus podría ser hasta de “tres cuartas partes de la población” mundial.
Necesitamos ganar tiempo para salvar vidas
“Por lo tanto -añadió-, este incendio del virus va a continuar ardiendo hasta que extingamos el fuego. Podemos apagarlo. Necesitamos aplacar el calor de las llamas. Podemos hacerlo ahora mismo aplicando medidas individuales, medidas colectivas y medidas gubernamentales. Tenemos las herramientas. Las vacunas proveerán una gran oportunidad de salvar vidas y a la larga de acabar con la transmisión. Pero ese día no ha llegado todavía y necesitamos ganar tiempo. Ganar tiempo y salvar vidas hasta que ello ocurra”.
Entre las herramientas que los individuos tenemos para parar la pandemia, la doctora Van Kerkhove destacó las del distanciamiento físico, el uso de la mascarilla, el no participar en actos sociales y el aislamiento cada vez que alguien tenga la sospecha o la confirmación de que tiene el virus.
El doctor Bruce Aylward coincidió con su colega Ryan al explicar que las vacunas tienen en este momento como principal función la de “salvar vidas, las de las personas mayores y las de los que están en el frente de la lucha contra la pandemia, el personal sanitario, pero de momento no la de parar la pandemia. No se verá ningún resultado en ese sentido hasta que pasen al menos seis meses”.
Ante esa posibilidad, Ryan indicó que “no podemos dejarlo todo a las vacunas porque para entonces se habrán producido demasiadas muertes y demasiada gente habrá sufrido por la enfermedad”.
Nacionalismo de vacuna
Tendros también se refiero a la carrera que todos los países están llevando a cabo para asegurar las dosis de vacunas para sus ciudadanos.
Según datos que posee la OMS, en la actualidad, 42 países están implementando la vacunación segura y efectiva. De ellos, 36 son países de ingresos altos y seis son países de ingresos medios. Por tanto, existe un problema claro de que los países de ingresos bajos y medios aún no están recibiendo la vacuna.
Esa carrera está subiendo los precios de las vacunas y poniendo en riesgo a las personas más pobres, pero además es una estrategia que puede llevar a la derrota de todos, pues se le dará al virus la oportunidad de mutar.
“El nacionalismo de vacuna nos lastima a todos y es contraproducente. Por el contrario, la vacunación de manera equitativa salva vidas, estabiliza los sistemas de salud y conduciría a una recuperación económica verdaderamente global que estimule la creación de empleo”, aseguró Tedros.
Además, advirtió que “es importante destacar que también nos ayudaría a limitar la posibilidad de que el virus mute. Las variantes actuales muestran que el virus está haciendo todo lo posible para adaptarse a la circulación en curso dentro de la población humana. Esto es normal en todos los virus, pero en la actualidad lo ayudamos a prosperar si no reducimos la transmisión y no vacunamos de manera equitativa”.
En el futuro, quiero que los fabricantes den prioridad al suministro y la implementación a través del mecanismo internacional COVAX, la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para el desarrollo y distribución equitativa de vacunas contra el COVID-19.
“Insto a los países que han contratado más vacunas de las que necesitarán y están controlando el suministro mundial, a que las donen y las entreguen a COVAX de inmediato, que está listo ya para desplegarlas rápidamente”, dijo Tedros.
No politizar la vacuna
A este respecto, Ryan comentó: “No queremos ver la perspectiva de que grandes proporciones de la población han sido vacunadas en unos países y nadie en otros. La gente que tiene más probabilidad de morir por esta infección no es todo el mundo en todos los países, sino los grupos que están en riesgo, por su edad y las personas vulnerables que pueden enfermar gravemente y los trabajadores de la salud que están expuestos a este virus”.
Finalmente, concluyó: “Hemos pedido en muchas ocasiones no politizar la pandemia, no politicemos ahora la vacuna”.