“La pandemia ha puesto al descubierto las fragilidades de nuestro mundo. Ha aumentado las desigualdades, tanto entre los países como dentro de ellos”, subrayó este lunes el Secretario General de las Naciones Unidas en un discurso pronunciado durante la ceremonia del cambio de presidencia del G7 más China, que este año estará ocupada por Guinea tras el periodo liderado por Guyana.
António Guterres señaló que pese a los esfuerzos por contener su propagación, el COVID-19 continúa empujando al mundo a la peor recesión registrada en décadas y causando un sufrimiento desproporcionado entre los sectores más pobres y vulnerables de la población, como suele ocurrir con todas las crisis.
“Después de muchos años de progreso, la pobreza y el hambre van en aumento”, dijo Guterres y agregó que los recursos para la protección social y los paquetes de estímulo se están quedando cortos en muchos países, “una falla profundamente preocupante de la solidaridad mundial”, recalcó.
Entre los colectivos más afectados por los efectos económicos y sociales del COVID-19 citó a las mujeres, las niñas y los jóvenes.
Reconoció que la crisis derivada de la nueva enfermedad ha agudizado los problemas de la humanidad; no obstante, hizo hincapié en que no se puede culpar a la pandemia de todas las deficiencias de las sociedades.
Un cambio profundo
Por ello, Guterres insistió en la necesidad de un cambio profundo en la gestión de la emergencia, que además conduzca a un nuevo orden mundial.
“De cara al futuro, está claro que debemos renunciar a la vieja ´normalidad´ de desigualdades e injusticias. Las vacunas ya están aquí y deben ser un bien público mundial, disponible para todos, en todas partes”, enfatizó.
Explicó una vez más que para eso se requieren recursos suficientes para el acceso al mecanismo COVAX, que busca garantizar la distribución equitativa de las vacunas.
Además, señaló que hace falta que los fabricantes se comprometan seriamente a trabajar con el COVAX, así como con todos los países, en particular los de economías más sólidas, para garantizar un suministro suficiente y una distribución justa de las inmunizaciones.
Nacionalismo contraproducente
“La fiebre nacionalista de vacunación es contraproducente y retrasará la recuperación global”, afirmó una vez más.
En este contexto, Guterres pugnó nuevamente por un mayor apoyo de los países desarrollados, las instituciones financieras internacionales y los bancos de desarrollo a las naciones más pobres.
“La recuperación de la pandemia es una oportunidad para cambiar de rumbo”, aseveró.
Argumentó que con políticas inteligentes e inversiones adecuadas, el mundo puede trazar un camino que haga accesible la salud para todos, además de revitalizar las economías y generar resiliencia.
El Secretario General añadió que los gobiernos deben contar con los recursos necesarios para invertir en la creación de empleo y hacer que la educación y las empresas vuelvan a encaminarse adoptando enfoques más ecológicos.
Servicios básicos vs pago de deuda
Añadió que todo esto precisa del alivio de la deuda a todos los países que lo necesiten, de modo que ningún gobierno se vea obligado a elegir entre brindar servicios básicos a su población o pagar sus deudas.
“La comunidad internacional debe hacer más para aumentar los recursos financieros disponibles para los países en desarrollo y de renta media, muchos de los cuales son muy vulnerables”, abundó.
Guterres sostuvo que el poder, los recursos y las oportunidades deben compartirse de manera más equitativa.
“El 2021 debe ser un punto de inflexión, para la naturaleza y para la humanidad”, puntualizó.