Derecho internacional y política exterior

Por Johann Newton López

El Derecho Internacional Público como regulador de las relaciones entre los Estados y los demás sujetos, se constituye en una fuerza para las Estados que, debido a distintos factores, no han podido agenciarse un lugar al lado de las grandes potencias. La pregunta de lugar sería ¿por qué es una herramienta indispensable para dichos Estados?, pues en el caso de las grandes potencias los mismos tratan de aparentar que actúan conforme a las normas internacionales, sin embargo muchas de sus acciones están plenamente divorciadas del derecho y tienden a ser decisiones políticas, así se puede observar, cómo Estados Unidos trató de justificar su invasión a Irak, ya sea acogiéndose a resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la Guerra del Golfo o introduciendo un muy cuestionable concepto de guerra preventiva que contrarrestaba la “legítima defensa” estatuida en la Carta de San Francisco. De igual modo, Rusia justificó la anexión de Crimea, bajo entender que tenía la obligación de proteger a la mayoría rusa que se encontraba en la referida península. Tales Estados prefieren tomar decisiones en base a su conveniencia que al derecho, y cuando no pueden apelar a los órganos políticos internacionales, toman decisiones unilaterales en contra de toda norma.

El accionar de las grandes potencias y sus aliados, siempre han sido tomadas atendiendo a su geopolítica y geoestrategia, de ahí que en cuanto a las naciones menos favorecidas, sólo les toca confiar en el Derecho Internacional. Un ejemplo de dicho comportamiento lo constituyó el caso de las Actividades militares y paramilitares contra el gobierno de Nicaragua, muy conocido como Nicaragua contra los Estados Unidos, el cual dio ganancia de causa a Nicaragua y reafirmó el respeto que debe haber por la soberanía de los Estados. Mas, Estados Unidos no respetó la decisión, pero en el 1986, representó un duro golpe en contra del imperio; basado justamente en el derecho internacional a través de un órgano judicial internacional.

De aquí que, el respeto de los Estados a las normas de carácter internacional debe ser el estandarte a seguir, sin embargo, y al contrario, algunos Estados han cometido el error de entender su punto de vista estratégico como su único fin en la esfera global, que aún amparado en derecho su objetivo es equivocado, y han brindado un apoyo irracional a las grandes potencias sin analizar los principios que rigen las relaciones internacionales, lo que se puede traducir en un quebrantamiento de la paz en un futuro para dicha nación y para las demás naciones, así, verbigracia, Ucrania apoyaba de manera irrefutable la política de Rusia, la cual en un momento se le revirtió. De igual forma, Georgia refrendaba las acciones Rusas y en el 2008, con la guerra de Osetia del Sur, la referida potencia se convertiría en un enemigo (ambas naciones eran “buenos vecinos”).

Los Estados deben asirse, más que a nada, a la defensa de los derechos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, puesto que su no consideración, en un momento determinado, podría repercutirle en su contra, y por ende, dejar de utilizar los órganos políticos internacionales como espacio de la promoción de sus intereses geoestratégicos. El juego de las grandes potencias nunca debe ser seguido por los demás Estados, por eso, es de suma importancia que la política exterior de los Estados esté bien definida. Los lazos de amistad entre naciones en virtud de factores como la cercanía, la migración, los préstamos, la cooperación,  son de gran valía, sin embargo jamás puede considerarse que dichos aspectos puedan tomar una actitud que lacere la paz internacional, por ello, no fue correcta la decisión de República Dominicana de votar en el Consejo de Seguridad a favor de que continúe el embargo de armas a Irán, pues lejos de ser una medida que contribuya a la paz, tiende a elevar las tensiones entre los Estados de la región y puede conllevar a una escalada mayor, a su vez, de manera indirecta el Estado puede verse por los demás Estados, como un Estado satélite, desmejorando en mucho sus relaciones diplomáticas. Simplemente hay que abrazar la cultura de paz promovida en el derecho internacional y fortalecer las relaciones diplomáticas a través de la muestra de independencia y solidaridad, tal cual lo han hecho otros países de Latinoamericana.           

Doctorado por la Universidad Complutense de Madrid

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