Por Sarah Cockey, Natalie Fiertz, Nate Haken, Patricia Taft Nasri, Wendy Wilson y Daniel Woodburn
Aunque los niveles generales de violencia en el delta del Níger han mejorado en los últimos cinco años, hay un aumento de las presiones económicas que tienen el potencial de revertir esos logros a menos que el gobierno, la sociedad civil y los actores del desarrollo trabajen para desarrollar un marco de seguridad que enfatice la prevención como complemento de la disuasión. De lo contrario, el ciclo de violencia podría intensificarse. Una de las grandes fortalezas de la infraestructura de paz y seguridad en el delta del Níger es el alto nivel de participación de los grupos de la sociedad civil en toda la región para la colaboración en torno a la prevención de la violencia. Cualquier estrategia que tenga éxito tanto en la prevención como en la disuasión de la violencia debe ser lo suficientemente flexible como para responder a dinámicas que cambian rápidamente y vulnerabilidades emergentes. También debe ser participativo, para incluir las perspectivas y conocimientos de todos los grupos de partes interesadas clave. Este informe destaca la oportunidad de aprovechar las iniciativas exitosas emprendidas por las organizaciones de la sociedad civil y las asociaciones de colaboración entre la sociedad civil, el gobierno y los actores de la seguridad, que deberían destilarse y podrían informar el diseño de cualquier marco estratégico de seguridad para la región.