La Comisión de Estupefacientes reclasifica el cannabis, aunque sigue considerándolo perjudicial

Al revisar una serie de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la marihuana y sus derivados, la Comisión de Estupefacientes de la ONU eliminó el cannabis de la Lista IV de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, donde figuraba junto a opioides adictivos y letales como la heroína.

Con 27 votos a favor, 25 en contra y una abstención, la citada Comisión ha abierto la puerta al reconocimiento del potencial medicinal y terapéutico de la droga, aunque su uso con fines no médicos y no científicos seguirá siendo ilegal. Según distintas informaciones, la decisión podría impulsar investigaciones científicas adicionales sobre las propiedades medicinales de la planta.

Larga espera

En enero de 2019, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer seis recomendaciones relacionadas con el cannabis y su retirada de los tratados de control de drogas de la ONU.

La Comisión de Estupefacientes votó esas propuestas originalmente durante su sesión de marzo de ese mismo año, donde muchos países solicitaron más tiempo para estudiar su respaldo a la retirada del cannabis como narcótico y definir mejor sus posiciones, según distintas noticias de prensa.

Entre sus recomendaciones, la Organización Mundial de la Salud indicó que el cannabidiol (CBD) con un 2% o menos de tetrahidrocannabinol (THC, sustancia adictiva) no debería estar sujeto a controles internacionales.

Los Estados miembros rechazaron esa recomendación por una variedad de razones, entre ellas porque algunos Estados miembros argumentaron que el CDB no está actualmente bajo control internacional y, por lo tanto, no había necesidad de tomar medidas. El CBD ha asumido un papel destacado en las terapias de bienestar en los últimos años y ha provocado una industria de miles de millones de dólares.

Actualmente, más de 50 países han adoptado programas de cannabis medicinal, mientras que Canadá, Uruguay y 15 estados de Estados Unidos han legalizado su uso recreativo. México y Luxemburgo también están estudiando esta posibilidad.

ONU/Elizabeth Scaffidi

Pipas de vidrio utilizadas para fumar marihuana son vendidas en Nueva York.

Distintas posiciones

Después de la votación, algunos países quisieron explicar su voto. Así, Ecuador apoyó todas las recomendaciones de la OMS e instó a que la producción, venta y uso de cannabis tenga “un marco regulatorio que garantice las buenas prácticas, la calidad, la innovación y el desarrollo de la investigación”.

Mientras tanto, Estados Unidos, que votó por eliminar el cannabis de la Lista IV de la Convención Única, se inclinó por mantenerlo en la Lista I, argumentando que es «coherente con la ciencia que demuestra que, si bien se ha desarrollado un tratamiento derivado del cannabis seguro y eficaz, el cannabis en sí continúa planteando riesgos importantes para la salud pública que deben seguir estando controlados en virtud de las convenciones internacionales de fiscalización de drogas”.

En contra se mostraron otros países como Chile que señaló, entre otras cosas, que afirma que “existe una relación directa entre el uso de cannabis y el aumento de la posibilidad de padecer depresiones, déficit cognitivo, ansiedad, y síntomas psicóticos”, entre otros aspectos, mientras Japón afirmó que el uso no médico de la planta “podría dar lugar a impactos sociales y de salud negativos, especialmente entre los jóvenes”.

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